viernes, 6 de febrero de 2015

50 Sombras de un vikingo gay.

Es una gélida tarde de febrero, ni el sol cordobés ayudado de un buen café caliente es capaz de caldear el ambiente que trae puñetero frío siberiano...
Juana: Ya era hora, llevamos siglos sin charlar.
Valeria: ¡¡Y que lo digas!!, es una pena, con todo lo que llevamos dentro… jejejeje Demasiado trabajo, iría tocando un cine o algo así ¿no?
J: ¡Uy! Qué apetecible… Con sus palomitas. Voy a echar un vistazo a la cartelera. Into the woods… Bird man… ¡Ala! Mira.
V: Veo… 50 Sombras ¿no?, estaba previsto que se estrenara por estas fechas, para volver a novias y novios locos al mismo tiempo: unas por ver por fin al hombre de sus fantasías más húmedas, los otros por tener que aguantar tanta tontería.
J: Tía… La sala del cine tiene que ser como las marismas del Guadalquivir. Charcos por todas partes. Luego si todas salen rojas ya sabes lo que ha pasado…
V: Jajajajaj Pagaría por ver la cara de ellos cuando, muy ilusionados, le propongan a sus chicas hacer algo de eso y ellas, muy dignas, se nieguen… ¿Quién sería la mente perversa que ideó la fecha más romántica del calendario como la más idónea para el estreno de esta peli? Fue todo un lumbrera.
J. Ostia, cierto… No es más que la venganza de algún hombre, seguramente más feo que un cardo, contra el resto de los hombres del mundo que le hacen sombra en el plano de la atracción sexual. Buena teoría.
V: 50 sombras concretamente… jajaja. La teoría es total. ¿Y qué me dices de esos chicos? Muchos se hacen los duros, pero lo verás el 13 de febrero haciendo cola junto a la novia (la que realmente lleva los pantalones).
J: Que, por cierto, no soy nadie para hablar de esto porque ni siquiera me he leído el libro. Pero vamos, que no me hace falta. No hay nada nuevo ahí. Y menos después de haberme leído las 120 jornadas de Sodoma…
V: Ya me dejarás ese libro… Yo sí me leí las 50 Sombras, los tres libros, muy amenos por cierto,  pero un timo… Te venden una historia casi porno, pero es el pastel más grande que he leído en mi vida.
J: Pues si es tal como dices, no tiene ningún sentido. Porque existiendo pelis tan pastelosas que son capaces de endulzarme el café que me estoy bebiendo y páginas como youporn, no sé de qué sirve hacer una mezcla que, encima, ni te termina de dar una cosa ni la otra.
V: Pues te lo digo yo: público femenino que aún cree que en los vikingos gays (como escuché el otro día en una serie de televisión). Se trata de chicas que esperan un hombretón en la cama, pero un amigo gay achuchable y adorable el resto del día. Por eso tiene tanto público femenino.
J: Vikingos gays… Hay muchas formas de interpretar eso… ¿Son hombres pelirrojos vestidos con pieles y cuernos en la cabeza o jugadores del Real Madrid amanerados? Jajajajaja. En fin, creo que tras permitirnos la licencia de hacer la crítica de una película que no hemos visto siquiera, podemos también darnos por satisfechas por hoy, ¿no crees?
V: Total. Oye, con los análisis tan exhaustivos y metódicos que hacemos, nos debería fichar el CIS por lo menos jajajaja. Sí, mejor lo dejamos por hoy, que el café se ha acabado y estamos desvariando un poco ya…
J: Pues chica, ¡hasta la próxima! Ten cuidado no vayas a tocarte con los anuncios de la película que salen en la tele, ¿eh? Jajajajaja.

V: Descuida.... ¡Nos vemos!

domingo, 24 de noviembre de 2013

El hombre estufa

Domingo aleatorio. 13:06 A.M.
La cerveza está esperando en el congelador (hoy nada de café, a tomar por culo).
Las patatas fritas de bolsa también esperan a que la cerveza esté en el vaso.

Os ponemos en situación: dos tías vagas sentadas en un salón con más frío que siete viejas, en la mesa camilla, sin ningún glamour pero a mucha honra, debatiendo sobre el tema de la semana…

LOS HOMBRES ESTUFA
V: Tía, ahora en invierno sí que apetece tener novio.Con el frío que hace, que te abracen, que te den mimitos… Hacerte una pelotilla en el sofá, con una mantita… Esas cosas que cuando hay un nene al lado saben mejor.
J: Ya… sobre todo para mujeres como nosotras, que estamos siempre congelás. Para eso están los hombres estufa tía, para ahorrar calefacción en invierno. Yo con el mío lo tengo arreglao, y no paso nada de frío.
V: Ya ves… Nada mas que con que te calienten los pies en la cama… El que no te tengas que poner un pijama de esos que se enredan con las sábanas, que eso me mata. Poderte mover con libertad por la cama sin miedo a entrar en zona fría y esas cosas.
J: Desde luego… Yo cuando salgo por la noche en invierno llego a casa heladita, sobre todo si he hecho botellón en la calle, que desde luego vaya ocurrencia para diciembre, pero no me importa, porque me acuesto con mi hombre estufa y, aunque tenga el culo como una bolsa de hielos del mercadona, se lo pongo cerca y en dos minutos ea, nueva.
V: Qué suerte. Yo no hombre estufa ni hombre cubito de hielo, me tengo que calentar sola pero bueno, le pago al hombre de la luz.
J: Otra opción es la bolsa de agua caliente de los viejos. Es lo que yo hago cuando no tengo al hombre estufa en mi cama, la lleno de agua hirvendo y la pongo en los pies de la cama. Es mucho menos sexy, pero da el pego.
V: Claro, ahí tienes que pagarle al hombre del gas y al hombre del agua.
J: Nena, además el hombre estufa no necesita usar pijamas. Tienes siempre un cuerpo serrano poco cubierto para cualquier tipo de necesidades nocturnas. ¡Lo tiene todo!
V: Qué tarea tienes… Y, ¿qué hacemos con el verano? Hombres cubito no existen. Ahí creo que salgo yo ganando.
J: Desde luego… No te recomiendo nada un hombre estufa en verano.  Están siempre sudando, una no gana para desodorantes te lo juro… Y en los momentos íntimos, te monta una piscina olímpica en la cama. Pero no importa, cualquier cosa por mantener cubiertas las necesidades caloríficas invernales.
V: Por eso mantengo yo la teoría del amante, con todo lo bueno de una relación y de la soltería.
J: Pero, ¿los amantes no existen sólo cuando estás casada y tienes a otro?
V: Hm… no. Yo creo que es una forma de vida. Pero si quieres, lo dejamos como tema para una entrada del futuro.
J: Bien pensado. ¡Yo propongo sacar la birrita!
V: ¡Y unas patatas para acompañar!

viernes, 16 de agosto de 2013

Prisas


Viernes, última hora de la tarde, demasiado pronto para arreglarse, demasiado tarde para hacer algo de provecho.
Riiiiiiiiiiiiiiiiing
J: ¿Si?
V: Parece mentira que, con las cosas que nos pasan, aún no hayamos tenido una buena charla... Creo que es un buen momento ¿no?
J: ¡Ey! Pues justo ahora no puedo, tengo una mascarilla de barro verde en la cara y después voy a ducharme, que he quedado con un maromo jajajajaja
V: Vaya! pues ¿sabes qué te digo? deberíamos tener horarios.
J: Nunca coincidimos... Es que somos dos mujeres ocupadísimas, ¿eh? Tienes razón con lo de los horarios. Necesitamos organización.
V: Además de los horarios de trabajo, tendremos que incluir los de cuidados corporales jajaja.
J: Cierto, llevo un rato pensando si pintarme las uñas o no... jajajajaja
V: No es mala idea, yo llevo toda la tarde perdida, me siento mal por no haber hecho ejercicio hoy =(
J: Hoy, ¿qué? ¿Sales?
V: Pues ese es mi plan, pero no sé con quién, últimamente soy una promiscua social.
J: Uyyyy pues no será por falta de pretendientes jijijijiji que gente para llamar, tienes. Voy a quitarme la mascarilla, ya vengo.
V: Ok, yo voy a echar un bicheo por la red, a ver qué se cuece hoy.
J: Bueno, pues... ¡¡Si eso ya quedamos para escribir!! ¡Un beso!
V: ¡Nos vemos!


© Todos los derechos reservados. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

sábado, 4 de mayo de 2013

¿Buenos? días...


Domingo, 10:02 am.

Horas de sueño: 2.
Alcohol en sangre: demasiado aún.

Juana: Vale... ¿Vale?
Vale: ¡Estoy en la cocina!, ¿quieres café?
J: Uf... Espera un poco, no me entra nada ahora mismo. Tía...
V: Normal hija, si ayer... Te hidrataste para siglos! jajajaj
J: No bebí tanto.
V: No, solo lo tuyo y lo mío...
J: ¿En serio? Tía, creo que la cagué un poco.
V: Paré el golpe lo que pude... Pero eres tan cabezona... El pobre no sabía qué hacer.
J: Ay... me siento fatal.
V: ¿Por la resaca o por lo otro?
J: A la mierda, la resaca me da igual. Tía, es que cuando me pongo así de pelotazo, al final siempre la lío un poco. ¿Tú qué hiciste? Solo recuerdo que no querías bailar, jajaja.
V: Tienes tarea... Siéntate, que vamos a hacer memoria...¿Desde dónde no recuerdas?
J: Pues... sé que me eché a dormir y luego solo quería ir al coche de “C”.
V: Uf... esto nos va a llevar algún tiempo....Tenemos que rellenar un intervalo de un par de horas más o menos, y te adelanto que fueron muy prometedoras jaja
J: Killa, déjate de cachondeitos y cuenta. Suéltalo.
V: Está bien, está bien, bebías mucho y bailabas mucho también, y regular, que hay que decirlo jajaja, no querías que nadie te molestara y se notaba, estabas feliz, contenta con la forma en que iba la noche...
J: Bua, chaval... Bailando... Qué mal. Pues “A” también estaba bailando rarito eh... jajaja. Pero... estoy triste. Sé que la cagué y lo primero que tengo que hacer es arreglarlo, no puedo pensar en otra cosa, de verdad. Tía... ¿Aceptará mis disculpas? Joder, que asco, que mal.
V: Tú tranquila, te conoce bien, estoy segura que no le ha dado mucha importancia. En fin, a lo que iba, estabas dándolo todo, “suelta como gabete” jajajaja y la cosa empezó a estropearse cuando él decidió que sería conveniente que no bebieras más. ¿Lo recuerdas ahora?
J: No me digas más, por favor. Voy a escribirle un mensaje, no puedo esperar a saber qué tal está la cosa.
V: Ok, pero no te tires mucho ¿e? Que aunque es cierto que ayer metiste un poco la pata, tampoco es cuestión de arrastrarse hasta...
J: Ya, pero tengo claro lo que quiero. Clarísimo. Sobre todo, a quién quiero. Y no puedo dejar las cosas como están. Lo que ha pasado no ha sido en serio, si yo no hubiese bebido no hubiese pasado, y por tanto tengo que dejar bien claro lo que para mi es más importante. Punto. Déjame que termine el mensaje.
V: Valeeee, solo era un consejo de amiga, de mujer... Tú me entiendes.
J: Sí, pero este no es momento de sacar orgullo femenino. Ya he terminado... Por dios, ¡que lo vea pronto!
V: La espera es mucho peor que saber que alguien está cabreado por tu culpa... ¿Por qué nos pondremos tan nerviosas con estas cosas?
J: Ni idea. En fin, ¿qué más pasó?
V: Pues de todo, aquello era la jungla... ¿Preguntas sobre alguien o sobre algo en concreto?
J: Madre mía, jajajajaja me acabo de acordar... ya sabes de quién, imagino, ¡vaya palique!
V: Sí hija, si por esto preguntaba... Pues nada, mucho ruido y pocas nueces... jajajaja.
J: Pues... decía que eras muy “bonica” jajajajajaja.
V: Sí, bueno, pero estaba borrachillo también, y así no mola.
J: ¿Borrachillo? ¡Hasta el puto culo!
V: ¡Veo que de algunas cosas sí que te acuerdas! jajaja, sí, bastante borracho, y así no fluye lo que tiene que fluir...
J: Tía, ¿qué te decía? ¿De qué hablasteis?
V: Al principio del pasado, de trabajo, de formación... lo normal cuando no conoces a alguien. Pero después, cuando el alcohol empezó a hacerle efecto, yo solo asentía y sonreía, porque no me enteraba de nada de lo que me decía, un rollo vamos. No se quién le habrá dicho a los chicos que beber es bueno para ligar...
J: Entonces no pasó nada, ¿no? Como yo por esos momentos ya debía de estar en otra dimensión, no me enteré.
V: Nada de nada, si los valores “borrachera-sobriedad” hubiesen estado mejor repartidos... ¿¡Quién sabe!? jajaja. Me apetecía, sí, pero con alguien que, primero, fuera consciente de sus actos y, segundo, que al día siguiente se acordase.
J: Qué movida, chaval. Desde luego no era plan. Mejor así.
V: Sí, será por hombres... Bueno nena, ¿desayunamos ya o qué?
J: Vale... Aún no ha contestado... Ostia... ¿Y “J” vomitando? Anda que se puso fino, toda la noche potando jajaja.
V: No fue el único, bueno, en potar sí, pero en ponerse para acostarse... “A” y “C” tampoco se quedaron atrás...
J: Yo no pote, ¿no?
V: No, aunque por un momento pensé que lo harías... Con el pedo que llevabas te zampaste unos bocadillos de choricillos... ¡Yo pensé que los echabas!
J: ¿Yoooooo? ¿Chorizos? Uno en todo caso.
V: ¡JA!, que te crees tú eso, y te los comías con unas ganas... Yo no te había visto nunca comer con ese ansia jajajajajajajajajajaja.
J: Osú nena... Déjame eh, que si comía era porque mi cuerpo realmente lo necesitaba. Ea.
V: No lo dudo jajajaja, pero vale, te dejo ya. Me estaba acordando... Somos unos huevones, los 5 metidos en el coche durmiendo, que parecía aquello el coche de Titanic...
J: Eso sí que es amistad, ¿eh? Hmm.... No hay nada como una tostada con jamón serrano y un café con leche.
V: Sobre todo después de una buena resaca... jajajaja.
© Todos los derechos reservados. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

miércoles, 24 de abril de 2013

Presentación


Bueno, antes de nada deberíamos aclarar lo que es la filosofía del café, al menos para nosotras. La filosofía del café son aquellos temas sobre los que empiezas a hablar con tu amiga/o delante de una buena taza de café o té caliente, o cualquier otra bebida en realidad, y con los que, finalmente, acabas desvariando y llegando al punto ese en el que piensas ¿y esto a qué venía?. Probablemente ocurra en numerosas ocasiones en este blog, que empieces a leer una cosa y acabes en otra completamente distinta, sin aparente conexión con la primera.
Es un punto de vista, o mejor dicho varios, sobre esas cosas que nos ocurren a diario, que vemos en los medios o que nos dice aquella que le ha pasado al chico que es amigo de su ex, quién sabe, cosas al fin y al cabo.

En segundo lugar, presentamos nuestros personajes:
- Valeria, Vale para los amigos. Tiene una personalidad curiosa, imprevisible en algunas ocasiones, cambiante como el tiempo. Últimamente  ha sacado a pasear a su gemela mala y  ha guardado a la buena, como dice ella.
Todas sus relaciones acaban mal, pero mal mal, y tiene una mala concepción de los hombres, aunque en el fondo no se cansa de ellos tanto como dice y en cuanto aparece “el apropiado”, que ocurre más de lo que debería, se le olvidan todos los males (el problema es que cada vez vuelven con más fuerza).
- Juana, fiestera insaciable, con un pequeño grado de alcoholismo totalmente controlado. Entusiasta en lo que hace, aunque el entusiasmo en exceso y la impulsividad le juegan más de una mala pasada. Amante apasionada, sobre todo de sus colegas, por quién, aunque ellos no lo sepan, haría más de una y más de dos grandes locuras. Del sexo opuesto, también. Aún así, no todo es malo: es trabajadora como nadie, ¡todo sea por la emancipación! ¡Y por la pasta!